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La epistemología dentro de la filosofía
La epistemología, teoría del conocimiento
2. Otros esquemas
“Lo espantoso de morir es desaparecer sin haber comprendido”
Jean Rostand
La palabra filosofía se estructura con dos voces griegas: philós (amor) y sophía (sabiduría), por lo que, etimológicamente, la filosofía es el amor a la sabiduría.
En la antigüedad, cuando aún las ciencias no estaban integradas de manera independiente, tal como las conocemos hoy, la filosofía comprendía todos los saberes existentes.
Conforme los diferentes campos del saber crecieron, se fueron constituyendo en disciplinas con objetos de estudio propios, principios propios, métodos propios, etc., hasta definirse como actualmente se nos presentan.
La filosofía, por su parte, no fue ya más el concentrado general del saber existente y cedió el tratamiento de realidades particulares a cada ciencia, dejando para sí el estudio de la totalidad de los seres, en cuanto que se ocupa de estudiar los principios del ser.
De la filosofía existen diversas definiciones:
• Ciencia de los principios (Husserl).
• Ciencia de todas las cosas por sus causas últimas (Ortega y Gasset).
• Conjunto científico de las cosas, por las causas primeras, en cuanto se refieren al orden natural (Jacques Maritain).
• Investigación de las relaciones objetivas entre lo contingente y lo absoluto (Cuesta).
• O bien, una definición que aparece en los diccionarios: Conjunto integrado de consideraciones y reflexiones generales sobre los principios fundamentales del conocimiento, pensamiento y acción humanos.
Al margen de una definición a nuestro gusto, la filosofía constituye una tendencia hacia la concepción unificada de los diversos aspectos del mundo y de la vida, a una síntesis de la explicación racional del universo.
Los problemas derivados de esa pretensión se concentran en tres categorías:
§ El ser, de cuyo estudio se ocupa la ontología.
§ El valor, del cual se encarga la axiología.
§ El conocer, categoría que constituye el objeto de estudio de la gnoseología o de la epistemología.
Hay quienes consideran que los términos epistemología y gnoseología son sinónimos, aunque existe una mayoría de autores que reserva el uso del segundo para designar a la teoría general del conocimiento, mientras que el de epistemología lo emplean para referirse a la teoría del conocimiento científico o también teoría de las ciencias.
Puntualizaré aún más: los términos “epistemología” y “teoría del conocimiento”, son más empleados por autores alemanes e italianos mientras que el término “gnoseología” lo utilizan con mayor frecuencia autores franceses. Durante los años más recientes, la epistemología es conocida también como “filosofía de la ciencia”.
Tal es la ubicación de la teoría del conocimiento dentro de ese gran contexto que es la filosofía.
LA EPISTEMOLOGÍA, TEORÍA DEL CONOCIMIENTO
La palabra epistemología se estructura con dos voces griegas: episteme, “conocimiento” y logos, “teoría”. Se encarga del problema correspondiente a la relación sujeto-objeto. Entendiendo que el sujeto es el ser cognoscente y el objeto todo aquello sobre lo que el sujeto realiza su actividad cognitiva.
El problema del conocer ha sido abordado desde hace ya varios siglos, aunque es a partir del siglo XIX en el que se advierte un mayor interés en el desarrollo de la epistemología.
Como consecuencia de que este interés ha alcanzado proporciones mayúsculas en los últimos años, ha aparecido una gran cantidad de discursos científicos en torno las posiciones epistemológicas. De tal manera que intentar una clasificación de las mismas con un criterio incluyente es una tarea sumamente ardua. Por tal motivo, únicamente intentaré esbozar un pequeño resumen en torno a la cuestión que nos ocupa.
1. El dato más remoto corresponde al sofista Georgias quien cuestionó la posibilidad del conocimiento objetivo. Fue contemporáneo de Protágoras, con quien compartió el presupuesto fundamental del relativismo: vivimos en un mundo de opiniones, siendo la verdad para cada uno de nosotros aquello que nos persuade como tal.
Las tres tesis de Georgias son las siguientes:
a) Nada existe.
b) Si algo existiera, sería incognoscible.
c) Si fuera conocible, sería incomunicable.
2. Platón y Aristóteles, en oposición a los sofistas, sostuvieron que existía un mundo de formas naturales y eternas, las ideas, sobre las que es absolutamente posible tener conocimiento exacto y cierto. Todo conocimiento se deriva de la experiencia. "El conocimiento real es idéntico a su objeto".
3. Tratando de conciliar métodos racionales con la fe, Tomás de Aquino, entre otros ayudó a restablecer la confianza en la razón y la experiencia, pues con el paso del tiempo había decaído el interés por el conocimiento racional.
4. Para los racionalistas Descartes, Spinoza y Leibniz, es el razonamiento deductivo la fuente y prueba del conocimiento.
5. En cambio, para Francis Bacon y John Locke, ambos empiristas, es la percepción de los sentidos tal fuente y prueba.
Se ha intentado clasificar al conocimiento a partir de, por lo menos, tres posiciones:
a) Por su posibilidad.
b) Por su origen y
c) Por su esencia.
En un cuadro que he elaborado y que presento a continuación se expone tal criterio.
POR LA POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO
BREVE DESCRIPCIÓN
DOGMATISMO
Parte de la certeza absoluta de la realidad relacional sujeto-objeto, por lo que para el dogmatismo el problema (como tal) del conocimiento es inexistente, ya que éste es una realidad.
ESCEPTICISMO
Opuesto al dogmatismo, niega la posibilidad de un contacto entre el sujeto y el objeto, debido a que todo conocimiento está determinado por aspectos exteriores al sujeto y por los órganos de conocimiento del propio sujeto. Por ello, no es posible la existencia de verdad alguna.
SUBJETIVISMO
Tampoco acepta la existencia de ninguna verdad universal, pero en cambio si acepta la existencia de una verdad individual, dependiente de factores internos del sujeto que conoce y juzga.
RELATIVISMO
Coincidente con el subjetivismo, afirma que no existe ninguna verdad absoluta, pues toda verdad es relativa y dependiente de factores externos.
PRAGMATISMO
También niega la posibilidad del conocimiento, pero recuperando el concepto de verdad, que hace a un lado el escepticismo. Lo verdadero, para el pragmatismo, es lo útil.
CRITICISMO
Como puede verse, tanto el subjetivismo, como el relativismo y el pragmatismo constituyen derivaciones o modalidades del escepticismo, cuya antítesis es el ya mencionado dogmatismo. El criticismo es una tercera posición que, como el dogmatismo, acepta la posibilidad del conocimiento, pero examinando cuidadosamente todas las implicaciones del mismo. No acepta nada que no pase por la reflexión y la crítica. Por eso, se le ha definido como el justo medio entre el dogmatismo y el escepticismo.
POR EL ORIGEN DEL CONOCIMIENTO
BREVE DESCRIPCIÓN
RACIONALISMO
Establece que la razón es la fuente principal del conocimiento, y éste sólo es válido cuando es necesario y universal.
EMPIRISMO
Desarrollado en Inglaterra, niega la existencia de fundamentos científicos independientes de la experiencia como principio del conocimiento. Por ello, establece que la experiencia sensible es el origen único del conocimiento humano científicamente válido. Esta afirmación se deriva de una concepción básica del empirismo y que es la existencia de dos fuentes de ideas: la sensación y la reflexión. La sensación proviene directamente del objeto que se conoce y cuyo impacto se manifiesta en los cambios del sujeto. La reflexión consiste en tener conciencia de que algo nos ocurre internamente. De tal manera que lo objetivo radica en las sensaciones y la reflexión debe considerarse como auténticamente subjetiva. Apreciado así el asunto, las ideas derivan de las sensaciones primarias, y a la conocida afirmación cartesiana pienso, luego existo, se le opone otra: soy capaz de pensar porque existo. El empirismo presupone una ruptura entre el sujeto y el objeto, y algunos de sus principios más conocidos son estos:
· Principio de generalización: En circunstancias y condiciones similares, la relación observada entre determinados factores, es extensiva a otros factores del mismo tipo.
· Principio de simplificación mecánica: Todo objeto complejo es susceptible de ser conocido a partir de cada una de sus partes.
· Principio de realidad: Todos los hechos quedan fuera e independientes de la conciencia
· Principio de posibilidad: Todos los fenómenos reales poseen la condición de suceder o ser pensados.
·Principio de causalidad: Todo efecto procede de una causa.
INTELECTUALISMO
De manera análoga al criticismo, pretende mediar entre las posiciones antagónicas del racionalismo y del empirismo. El intelectualismo considera que tanto el pensamiento como la experiencia, contribuyen decisivamente en la producción del conocimiento.
APRIORISMO
Es otro intento por mediar los criterios racionalistas y empiristas, sólo que el apriorismo concibe la existencia de elementos a priori, que no dependen de la experiencia. Estos elementos no son contenidos, como los considera el racionalismo, sino formas del conocimiento. Afirma que los factores a priori son como recipientes vacíos que son llenados con contenidos concretos, por medio de la experiencia.
POR LA ESENCIA DEL CONOCIMIENTO
BREVE DESCRIPCIÓN
OBJETIVISMO
Afirma que en la relación del par sujeto-objeto, el primero es determinado por el segundo. Por lo tanto, al tomar y reproducir las propiedades del objeto, el sujeto es regido por su complemento, el objeto.
SUBJETIVISMO
Su idea central es la de que el sujeto determina al objeto a través de su conciencia, dependiendo del propio sujeto la verdad del conocimiento.
Una posición dialéctica, en cambio, implica la necesaria aceptación de la existencia de una relación entre el sujeto y el objeto. Pero resulta fundamental hacer hincapié en la diferencia entre el elemental interaccionismo simbólico y la dialéctica. Para el primero, sólo es relevante lo vivido, mientras que para la dialéctica resulta importante el hecho concreto, pero sin soslayar el papel creador del sujeto, procurando que estos dos elementos interactúen permanentemente. Para la dialéctica, los problemas del mundo tienen su base en la contradicción, de ahí que el análisis comparativo de categorías opuestas sea la técnica fundamental de la dialéctica.
REALISMO
Para el existen cosas reales que no dependen de la conciencia. Es decir, las cosas son tal y como las percibimos, y sus características existen como cualidades objetivas, al margen de nuestra conciencia. Por lo anterior, esta doctrina afirma que el ser existe de manera independiente en relación al espíritu que lo percibe. Así, de manera externa a la mente, existe una realidad, debiéndose buscar a la verdad en la relación entendimiento (aquello que hace posible el conocimiento) y cosa (objeto del conocimiento). Tiene una gran semejanza con el empirismo, pues su principio fundamental consiste en que sólo es posible conocer los hechos de la realidad, partiendo de la intuición sensible del objeto y del contacto directo con la naturaleza.
IDEALISMO
Opuesto al realismo, niega la existencia de cosas reales independientes de la conciencia del sujeto. Afirma que todos los seres que no sean sujetos de experiencia, necesariamente son objetos ideales en el sentido de que su existencia se remite a ser percibidos. Esta corriente de pensamiento se apoya en la formula de Berkeley que establece que «ser = ser percibido». En conclusión, puede decirse que el idealismo reduce la realidad al ser y el ser al pensamiento.
FENOMENALISMO
Sus seguidores lo consideran como el punto intermedio entre el realismo y el idealismo, supone que no conocemos las cosas como son en realidad, sino como nos parece que son. No niega la existencia de cosas reales, pero sí la posibilidad de saber qué son esas cosas. Podemos aspirar únicamente a saber que las cosas son, pero no lo que son.
Cuestiones también de especial atención para los estudiosos de este campo son: el problema de las especies del conocimiento, que ha originado el estudio de la razón y de la intuición y el problema del criterio de la verdad, cuya preocupación central es la certeza de verdad o falsedad de los juicios.
Otros esquemas
1. El materialismo y la dialéctica.
Acerca del materialismo existe la idea generalizada de que se trata de una doctrina reciente, acaso porque se le asocia directamente con la imagen de Carlos Marx. En realidad, la primera doctrina materialista en la historia es el atomismo griego. Éste, concebido por Demócrito, considera que el universo es una combinación de átomos de diferentes formas, indivisibles, y de cuya asociación puramente mecánica y fortuita surge la naturaleza material.
Conviene dejar establecido que, en sentido estricto, es René Descartes quien realizó una valiosa actividad de reordenación conceptual que le dio dimensión al materialismo genuinamente moderno.
Descartes parte de la “duda metódica” en su búsqueda de una estructura de pensamiento cuyas bases no descansen en supuestos indemostrados. En ese afán por descubrir la verdad, de todo debe dudar, excepto de su propia duda, de su pensamiento: si estoy pensando, infiero que existo (“Pienso, luego existo”).
Admite un dualismo de realidades: una realidad es material, corpórea (“res extensa”) y la otra es espiritual, pensante o racional (“res cogitans”), es decir, dos realidades absolutamente diferentes. De tal manera que serán materialistas todas las tendencias que se apoyen en la primera realidad, y espiritualistas las que se basen en la segunda de la dicotomía.
Durante el siglo XVIII se fortalece una posición mecanicista del materialismo, sobre todo con las figuras de Holbach y de La Mattrie, para quienes el alma, el espíritu y la mente únicamente son funciones corporales y todo proceso tiene su explicación por su causalidad y no por su finalidad.
En franca oposición a esta apreciación mecanicista, el siglo XIX ve nacer una nueva y doble orientación del materialismo, basada ésta en el pensamiento de Carlos Marx y que cobran forma en el materialismo dialéctico y el materialismo histórico.
El materialismo establece que el conocimiento corresponde a un ser de naturaleza material y que es, además, exterior e independiente de la conciencia. Manifiesta, así, una clara identificación con el realismo epistemológico cuando afirma que todo enunciado de conocimiento siempre tiene su referente en ser o cuerpo material.
Por otra parte, aunque al término dialéctica le han asignado diversos significados a lo largo de la historia, la contradicción es el sentido más subrayado en todas sus concepciones, asumiendo que la definición de algo implica necesariamente la definición de lo contrario: bueno-malo, día-noche, etc.
Es Hegel quien logra hacer coincidir lógica y ontológicamente a los binomios realidad-razón y sujeto-objeto. Para él, la realidad es una oposición de contrarios, producto de una razón. La contradicción es el motor del devenir de la razón o la idea, y siempre que algo deviene, lo hace en otro distinto de lo que es esencialmente en sí, objeto, constituyendo un puente para ese en sí, sea también un para sí, sujeto. El objeto es construido por el sujeto cuando éste lo conoce. “El objeto sólo existe en tanto que pensado distinto de mí.”
La dialéctica establece que existe una sucesión inalterable en el continuo fluir de contradicciones y aunque a Hegel comúnmente se le atribuyen los tres momentos clásicos de la dialéctica, tesis-antítesis-síntesis, fue Fichte quien utilizó originalmente esas expresiones.
Marx, por su parte, estructuró una dialéctica invirtiendo la concepción hegeliana, es decir, no en torno a la idea, sino a la materia, recalcando que el objetivo central de la dialéctica no es únicamente teorizar acerca de la realidad, sino transformarla revolucionariamente.
La dialéctica se sustenta básicamente en las leyes que Engels estableció en su materialismo dialéctico. Con este término, utilizado inicialmente por el ruso Georgi Plejanov, se conoce a una doctrina del conocimiento concebida con el propósito de negar y superar la correspondiente al materialismo mecanicista. Para ello, el materialismo dialéctico establece, fundamentalmente, que la materia se desarrolla, pues, dialécticamente, ya que considera a los fenómenos naturales como procesos.
Estos procesos se sujetan a tres principios básicos:
1. Ley del paso de la cantidad a la cualidad, según la cual en la naturaleza operan cambios, pero de manera global. En otras palabras: a una sucesión de modificaciones cuantitativas en la naturaleza, siguen naturales mutaciones cualitativas. Aquí se advierte la diferencia esencial entre el pensamiento de Engels y el de Hegel, pues para éste “los cambios son manifestaciones del espíritu”, mientras que para el primero “los cambios son manifestaciones de la materia”. Tal es, en concreto, la inversión de los conceptos del idealismo hegeliano en relación al materialismo dialéctico.
Engels afirma que el movimiento es la forma de la existencia de la materia, y no duda en agregar que el pensamiento y la conciencia son producto del cerebro. Categórico, concluye en que el hombre es un mero producto de la naturaleza.
He citado en líneas anteriores a Engels sin desconocer, en modo alguno, las aportaciones de Marx. Lo que sucede es que fue precisamente Engels quien realizó el primer desarrollo teórico del materialismo dialéctico.
2. Ley de la interpenetración de los contrarios u opuestos. Engels opina que todo está lleno de contradicciones y consecuencias de carácter objetivo. Es decir, contradicciones y consecuencias que no dependen del sujeto, porque se dan fuera de él. Existe, así, una constante dinamicidad en la naturaleza debido a esa continua lucha entre los opuestos, produciéndose, a partir de esa dinamicidad, cambios que se traducen en evolución, misma que impacta tanto a lo social, como a lo natural.
3. Ley de la negación de la negación. Por medio de una serie de negaciones, dentro del dinamismo de las contradicciones, se propician nuevas integraciones de los fenómenos. Esto nos recuerda la conocida sucesión de los momentos de la dialéctica hegeliana:
En relación a esta última ley, existe una fuerte discusión acerca de su inaplicabilidad a las mismas tres leyes del materialismo dialéctico. Es decir que todo está sujeto al proceso dialéctico, excepto los propios principios de la dialéctica. Y es que, de aceptarse esta conclusión, tendría que aceptarse también que la base de los principios de la dialéctica se sustenta en una especie de dogma.
2. La epistemología genética
James Mark Baldwin (1861-1934), en la primera década del siglo XX, al elaborar la primera epistemología genética, analizó como modos genéticos del desarrollo mental a la memoria, la sensibilidad, la imaginación, el simbolismo, el lenguaje, la comprensión, el razonamiento, el juicio, etc.
Sin embargo, el concepto de epistemología genética se asocia casi automáticamente con el nombre de Jean Piaget (1896-1980), debido a los grandes avances que esta teoría ha tenido a partir de sus ideas. Piaget la define como “el estudio del conocimiento como una construcción continua analizando su evolución desde los niveles más elementales hasta los estadios superiores, llegando finalmente al conocimiento científico”.
Piaget enfatiza su interés en el estudio de los mecanismos de la inteligencia, de la percepción, etc., como recurso para su explicación causal.
Al igual que Baldwin, Piaget concibe la existencia de varios estadios del desarrollo cognoscitivo, con características específicas que obedecen a una serie de mecanismos de adaptación, mismos que, por medio de la actividad, permiten alcanzar nuevos equilibrios, explicándose así dicho desarrollo.
En contraposición a los empiristas e innatistas, afirma que el conocimiento, en sus orígenes no proviene de los objetos ni del sujeto en sí, sino de interacciones entre ambos y establece que ningún organismo es capaz de ofrecer una respuesta a un estímulo, si no posee un grado de sensibilidad específico para responder. Este grado de sensibilidad se construye por medio del aprendizaje y Piaget lo denomina nivel de competencia.
Aspectos muy importantes que aborda esta teoría son, entre otros:
§ La estructuración del conocimiento.
§ La coherencia interna del conocimiento.
§ La búsqueda de una validación genérica del conocimiento.
§ Las condiciones de generación del conocimiento.
Piaget identifica tres elementos en el acto de conocer: el sujeto, el objeto y la estructura. Establece que progreso de los conocimientos no se debe ni a factores hereditarios, ni al acopio de experiencias empíricas, sino a partir de un conflicto que surge entre la imagen del objeto y el objeto mismo. Ante el desajuste producido por el conflicto, el sujeto buscará lo que Piaget llama equilibración, resultado de una autorregulación.
Sin embargo, no se trata de equiparar al equilibrio con una balanza estática, inmóvil, sino entenderlo como actividad que realiza el sujeto para compensar las perturbaciones que recibe del exterior. Existen tres formas de alcanzar el equilibrio:
1. Por un proceso de reacomodación entre los elementos de la estructura.
2. Por integración de nuevos subconjuntos sucesivos.
3. Por reestructuraciones interna y transformación radical, un verdadero paso cualitativo.
El sujeto y el objeto constituyen una unidad indisoluble de naturaleza dialéctica, que al interactuar, dan origen a hechos.
Piaget concibe a la estructura cognitiva como una internalización de acciones y operaciones realizadas por el sujeto al interrelacionarse con el medio.
Consideró también, de manera primaria, la importancia de explicar cómo un sujeto pasa de un conocimiento simple a uno más complejo.
En este aspecto, vale la pena citar que Brodzinsky y Siegel, entre otros autores, aún considerando que la propuesta de Piaget constituye hoy por hoy la alternativa más completa para explicar el desarrollo cognitivo, estiman que no se trata específicamente de una teoría del desarrollo cognitivo, sino más bien de una teoría del desarrollo psicológico.
Tal afirmación ha propiciado que los críticos de Piaget propongan algunos enfoques distintos, entre los cuales puede citarse aquel en el que centralmente se considera la manera diferente como cada sujeto aborda la realidad que lo circunda. Esta nueva modalidad psicológica es conocida como teoría de los estilos cognitivos, totalmente relacionada con las diferencias individuales.
Algunas cuestiones de oposición permanente hacia la epistemología genética son las siguientes:
§ La afirmación en el sentido de que el desarrollo madurativo finaliza a la edad de 15 años, y a partir de esa edad, solo podrán adquirirse conocimientos desde un punto de vista cuantitativo, pero nunca cualitativo.
§ La escasa importancia que esta teoría concede al factor socio-cultural, elemento que, en sus últimas obras, el propio Piaget reconoce no haber considerado suficientemente.
Sin embargo, y al margen de cualquier crítica, la obra de Piaget no únicamente es trascendente, sino además muy voluminosa, ya que incursionó en diversas áreas del saber humano: psicología, epistemología, sociología, lógica, filosofía, educación, etc., y aunque él mismo nunca se consideró pedagogo, es indudable el gran valor y la influencia de su pensamiento en la fundamentación del ejercicio educativo en nuestros días.
Finalmente, no son pocos los que consideran que todos los problemas epistemológicos podrían formularse de modo que obtuviéramos respuestas precisas por medio de trabajo experimental, gracias al andamiaje investigativo proporcionado por la epistemología genética, teoría que, aseguran, intenta dar una explicación del desarrollo del conocimiento científico en general.
En todo caso, me parece que vale considerar que la epistemología genética no es, en modo alguno, la cosmovisión de un sujeto. Porque una cosmovisión no constituye un conocimiento científico. Acaso sí, un conjunto de principios que determinan su conducta.
Tal vez, el desarrollo de la ciencia, más tarde o más temprano, puede propiciar la convergencia de diversas cosmovisiones, lo que se traduciría en una realidad más integrada. La ciencia cumpliría, así, una función colateral a la que le es propia.
Pablo Rico Gallegos,
en “Elementos teóricos y metodológicos para la investigación educativa”, Unidad 164 de la Universidad Pedagógica Nacional, Zitácuaro, Michoacán, México, 2005, pp. 41-50
pabloricog@hotmail.com